sábado, 28 de febrero de 2009
Los Venezolanos, Precursores del TR
Los camaradas venezolanos fueron los verdaderos precursores en América latina, en la especialidad de formaciones en caída libre.
Esta foto fue tomada hace más de 20 años, y en ella figuran Julio, Rodolfo, Julieta y Pedro Luis González. Pedro Luis fue – y es aún – el verdadero factótum de los avances que los amigos venezolanos lograron e impulsaron en toda nuestra América central y sudamericana.
viernes, 27 de febrero de 2009
Trasladan el Aeródromo Collique
Tal como nos lo hiciera saber el amigo Jaime Chang, el Aeródromo Collique de la ciudad de Lima, Perú, escenario de varias competencias nacionales e internacionales, será trasladado de acuerdo a lo que menciona el artículo del diario “El Comercio”. Toda la información actualizada, cliqueando en el enlace que incluimos a continuación:
www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2009-01-20/constatan- mudanza-aerodromo-collique-palmas.html
www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2009-01-20/constatan- mudanza-aerodromo-collique-palmas.html
viernes, 20 de febrero de 2009
Héctor Rubén Perez Bravo
La fotografía que está debajo fue tomada en el Campeonato Nacional realizado en Santa Fe en el año 1972. En ese torneo estrenábamos la indumentaria internacional utilizada por los jueces. Lo tomamos con mucho humor y de allí que decidiéramos sacarnos esta fotografía, como si fuésemos un equipo de fútbol. Quien tiene la pelota es precisamente Héctor Rubén Perez Bravo. Los integrantes de la foto son, de pie: Aurora Humoffe de Hermida, Enrique Hermida, el Gordo Gabaroni, Ricardo Pérez (hijo de Héctor) y Antonio Román. Arrodillados: Pepe Bassano, Jorge Ocantos, Héctor Pérez Bravo, Tomás Berriolo y Alberto Gómez.
(Foto gentileza familia Pérez Bravo)
Lo conocí a mediados de 1956, a poco de haber realizado mi primer salto con cuerda estática en el Aero Club La Plata. El apellido Perez Bravo resonaba en nuestros oídos de novatos como el del señor que dirigía la actividad del paracaidismo deportivo en todo el país. Y en nuestro imaginario, lo visualizábamos en un mullido sillón, en un despacho oficial de la Fuerza Aérea Argentina, en oficinas que por entonces funcionaban en la calle Talcahuano de la ciudad de Buenos Aires.
Cuando ya estaba en condiciones de rendir mi examen para la habilitación de Paracaidista Deportivo, mi instructor Rubén Abramo me envió para que lo entrevistara llevándole la documentación de la media docena de alumnos que estábamos listos para rendir.
A poco de cumplir mis 19 años, de impecable traje y corbata y con carpeta bajo el brazo, entré tímidamente al edificio, recorrí algunos pasillos y de pronto ingresé en una bulliciosa oficina - con gente tecleando las antiguas máquinas de escribir Remington - que más se parecía a la redacción de un periódico que a las oficinas de mullidos sillones que yo había imaginado.
Alguien gritó : “¡Pérez, te buscan…!”… y apareció un señor sonriente que me saludó con un: “¡Hola..! ¿vos sos de La Plata? Esperá que te traigo una silla así te sentás”. Dicho lo cual, me acercó una silla y nos sentamos ante un escritorio.
Mientras revisaba la documentación que le presenté, me preguntaba cuántos lanzamientos tenía realizados, cómo me había sentido en los saltos de apertura manual, si había sufrido algún golpe o dificultad, y toda una serie de preguntas relacionadas conmigo, mis sensaciones, mis expectativas. El funcionario, el apellido que los directivos del club mencionaban respetuosa y ceremoniosamente, me estaba haciendo sentir como si me conociera de toda la vida.
Al margen de la diferencia de edad, independientemente que él era un funcionario de la FAA y yo un novato, un minúsculo alumno a punto de rendir, creo que allí mismo me dí cuenta que ese SEÑOR iba a ser mi amigo.
El 17 de agosto vino al Aeródromo Tolosa, revisó el equipo – Institec 0360 – y luego del salto con cuerda estática, me preguntó si me sentía bien para el salto con apertura manual. Ante mi respuesta afirmativa, volvió a revisar el equipo – Dimaer 10560 – y me pidió que desde 800 metros de altura no sobrepasara los 7 segundos de caída libre, de ser posible estable cara a tierra. Me ayudó a acomodarme en el PA-11. En mi libreta tengo anotado, de su puño y letra, 6 3/5 segundos. ¡Excelente! –me dijo ni bien toqué tierra.
Un par de años después me examinó para la habilitación de Paracaidista Profesional, categoría existente en esa época exigida para la habilitación de instructor.
Recuerdo con cuanta precisión me explicó cómo realizar el “doble comandado”, un salto mediante el cual nos equipábamos con tres paracaídas, luego de una breve caída libre abríamos el primero de emergencia, cortábamos la gruesa cuerda de unión - prefabricada para el caso - para desprender y mantener una segunda caída libre para abrir el principal y con él aterrizar. Héctor trajo una hojita de sierra bien afilada, para cortar la cuerda de unión, y recuerdo que me explicó que, una vez cortada la cuerda de unión, arrojara la hojita de sierra para abrir tranquilo el principal.
Nosotros utilizábamos un puñal paracaidista para esa complicada operación, pero Héctor me explicó que alguien – creo que el Flaco Barbieri – había atado el puñal para no perderlo y había sufrido un corte en su mano. Entonces Héctor inventó – creo que fue él, o al menos tomó la idea - eso de la sierrita bien afilada pero descartable, de las cuales tenía unas cuantas que nos proveyó para el particular salto “doble comandado”.
A partir de allí nuestra amistad se fue consolidando, aunque aún no me animaba a tutearlo. Lo tenía casi como un padre en el paracaidismo. Nuestra relación se hizo muy frecuente, en 1962 fundamos la Federación Argentina de Paracaidismo, y su asesoramiento y apoyo fue incondicional y constante.
Cuando se retiró de la Fuerza Aérea con el grado de Suboficial Mayor, se acercó aún más a la FAP y le pedimos que fuera su presidente. Ejerció el cargo desde marzo de 1971 hasta setiembre de 1973. Recién allí me animé, tímidamente, comenzar a tutearlo; eso a él le causaba mucha gracia. En 1974 lo designamos Jefe de la delegación del paracaidismo argentino que nos representó en el Mundial de Hungría.
Siempre nos mantuvimos en contacto, siempre fue para nosotros una persona de permanente consulta, y hasta no hace mucho compartimos una cena en mi casa, con su esposa Noelia y el matrimonio Piccardo en una de sus frecuentes visitas al país.
Cuando hace poco le llamé por teléfono, él internado en el Hospital Aeronáutico, no obstante su dificultad respiratoria hablaba con tanta fuerza y entusiasmo que en un momento le pregunté: “Héctor ¿estás seguro que estás enfermo…?” . Me sorprendió y debí pedirle que no se agitara tanto al hablar. Era el entusiasmo desbordante que siempre lo caracterizó.
Héctor Rubén Pérez Bravo nos dejó el pasado 15 de febrero. Es muy difícil para alguien que lo apreció tanto hablar de las cualidades de Héctor, como persona, como funcionario, como directivo, como inspector. Es casi imposible que yo sea imparcial pues fue tanto el afecto que me brindó, como a tantos otros que en un momento fuimos sus alumnos y terminamos siendo sus amigos, casi como hermanos, que apenas me animo a calificar lo que todos conocemos de él: su honradez inclaudicable, su pasión por nuestro deporte, su forma de hacernos sentir bien con solo dos palabras, una sonrisa y un abrazo o una palmada. Con el respeto que se ganó dentro de la Fuerza Aérea, donde su apellido era un pasaporte que no requería visa, a todos los niveles.
Creo que debemos recordarle tal como él vivió: con su amor y dedicación por su familia, con su entusiasmo, con sus ideas, con su creatividad constante, con su vitalidad. Su obra fue fundamental en la creación y organización de nuestro paracaidismo deportivo, y así lo tendremos siempre presente en nuestras mentes y nuestros corazones.
Tomás Berriolo
Presidente Honorario de la FAP
(Foto gentileza familia Pérez Bravo)
Lo conocí a mediados de 1956, a poco de haber realizado mi primer salto con cuerda estática en el Aero Club La Plata. El apellido Perez Bravo resonaba en nuestros oídos de novatos como el del señor que dirigía la actividad del paracaidismo deportivo en todo el país. Y en nuestro imaginario, lo visualizábamos en un mullido sillón, en un despacho oficial de la Fuerza Aérea Argentina, en oficinas que por entonces funcionaban en la calle Talcahuano de la ciudad de Buenos Aires.
Cuando ya estaba en condiciones de rendir mi examen para la habilitación de Paracaidista Deportivo, mi instructor Rubén Abramo me envió para que lo entrevistara llevándole la documentación de la media docena de alumnos que estábamos listos para rendir.
A poco de cumplir mis 19 años, de impecable traje y corbata y con carpeta bajo el brazo, entré tímidamente al edificio, recorrí algunos pasillos y de pronto ingresé en una bulliciosa oficina - con gente tecleando las antiguas máquinas de escribir Remington - que más se parecía a la redacción de un periódico que a las oficinas de mullidos sillones que yo había imaginado.
Alguien gritó : “¡Pérez, te buscan…!”… y apareció un señor sonriente que me saludó con un: “¡Hola..! ¿vos sos de La Plata? Esperá que te traigo una silla así te sentás”. Dicho lo cual, me acercó una silla y nos sentamos ante un escritorio.
Mientras revisaba la documentación que le presenté, me preguntaba cuántos lanzamientos tenía realizados, cómo me había sentido en los saltos de apertura manual, si había sufrido algún golpe o dificultad, y toda una serie de preguntas relacionadas conmigo, mis sensaciones, mis expectativas. El funcionario, el apellido que los directivos del club mencionaban respetuosa y ceremoniosamente, me estaba haciendo sentir como si me conociera de toda la vida.
Al margen de la diferencia de edad, independientemente que él era un funcionario de la FAA y yo un novato, un minúsculo alumno a punto de rendir, creo que allí mismo me dí cuenta que ese SEÑOR iba a ser mi amigo.
El 17 de agosto vino al Aeródromo Tolosa, revisó el equipo – Institec 0360 – y luego del salto con cuerda estática, me preguntó si me sentía bien para el salto con apertura manual. Ante mi respuesta afirmativa, volvió a revisar el equipo – Dimaer 10560 – y me pidió que desde 800 metros de altura no sobrepasara los 7 segundos de caída libre, de ser posible estable cara a tierra. Me ayudó a acomodarme en el PA-11. En mi libreta tengo anotado, de su puño y letra, 6 3/5 segundos. ¡Excelente! –me dijo ni bien toqué tierra.
Un par de años después me examinó para la habilitación de Paracaidista Profesional, categoría existente en esa época exigida para la habilitación de instructor.
Recuerdo con cuanta precisión me explicó cómo realizar el “doble comandado”, un salto mediante el cual nos equipábamos con tres paracaídas, luego de una breve caída libre abríamos el primero de emergencia, cortábamos la gruesa cuerda de unión - prefabricada para el caso - para desprender y mantener una segunda caída libre para abrir el principal y con él aterrizar. Héctor trajo una hojita de sierra bien afilada, para cortar la cuerda de unión, y recuerdo que me explicó que, una vez cortada la cuerda de unión, arrojara la hojita de sierra para abrir tranquilo el principal.
Nosotros utilizábamos un puñal paracaidista para esa complicada operación, pero Héctor me explicó que alguien – creo que el Flaco Barbieri – había atado el puñal para no perderlo y había sufrido un corte en su mano. Entonces Héctor inventó – creo que fue él, o al menos tomó la idea - eso de la sierrita bien afilada pero descartable, de las cuales tenía unas cuantas que nos proveyó para el particular salto “doble comandado”.
A partir de allí nuestra amistad se fue consolidando, aunque aún no me animaba a tutearlo. Lo tenía casi como un padre en el paracaidismo. Nuestra relación se hizo muy frecuente, en 1962 fundamos la Federación Argentina de Paracaidismo, y su asesoramiento y apoyo fue incondicional y constante.
Cuando se retiró de la Fuerza Aérea con el grado de Suboficial Mayor, se acercó aún más a la FAP y le pedimos que fuera su presidente. Ejerció el cargo desde marzo de 1971 hasta setiembre de 1973. Recién allí me animé, tímidamente, comenzar a tutearlo; eso a él le causaba mucha gracia. En 1974 lo designamos Jefe de la delegación del paracaidismo argentino que nos representó en el Mundial de Hungría.
Siempre nos mantuvimos en contacto, siempre fue para nosotros una persona de permanente consulta, y hasta no hace mucho compartimos una cena en mi casa, con su esposa Noelia y el matrimonio Piccardo en una de sus frecuentes visitas al país.
Cuando hace poco le llamé por teléfono, él internado en el Hospital Aeronáutico, no obstante su dificultad respiratoria hablaba con tanta fuerza y entusiasmo que en un momento le pregunté: “Héctor ¿estás seguro que estás enfermo…?” . Me sorprendió y debí pedirle que no se agitara tanto al hablar. Era el entusiasmo desbordante que siempre lo caracterizó.
Héctor Rubén Pérez Bravo nos dejó el pasado 15 de febrero. Es muy difícil para alguien que lo apreció tanto hablar de las cualidades de Héctor, como persona, como funcionario, como directivo, como inspector. Es casi imposible que yo sea imparcial pues fue tanto el afecto que me brindó, como a tantos otros que en un momento fuimos sus alumnos y terminamos siendo sus amigos, casi como hermanos, que apenas me animo a calificar lo que todos conocemos de él: su honradez inclaudicable, su pasión por nuestro deporte, su forma de hacernos sentir bien con solo dos palabras, una sonrisa y un abrazo o una palmada. Con el respeto que se ganó dentro de la Fuerza Aérea, donde su apellido era un pasaporte que no requería visa, a todos los niveles.
Creo que debemos recordarle tal como él vivió: con su amor y dedicación por su familia, con su entusiasmo, con sus ideas, con su creatividad constante, con su vitalidad. Su obra fue fundamental en la creación y organización de nuestro paracaidismo deportivo, y así lo tendremos siempre presente en nuestras mentes y nuestros corazones.
Tomás Berriolo
Presidente Honorario de la FAP
viernes, 13 de febrero de 2009
Web Site de la Federación Argentina de Paracaidismo
La Federación Argentina de Paracaidismo ha venido desarrollando y ampliando su web site, con excelente información, muy actualizada, práctica y estimulante.
En su página de inicio ha instalado un link para ingresar directamente al blog de Paracaidistas Veteranos. Desde ese enlace nuestro blog recibe una gran cantidad de visitas.
Hacemos llegar nuestro agradecimiento a la FAP y a su presidente Gustavo Eduardo Reyes, por su gentileza que nosotros – nobleza obliga – retribuimos incorporando el URL de la federación, para que desde aquí puedan consultar directamente toda información allí contenida. Y para que los paracaidistas vinculados con nuestro Blog – los hay desde todo el mundo – puedan acceder a la página federativa. El intercambio informativo es fundamental para el crecimiento de la actividad, tanto en su parte activa como organizativa, y es por ello que nos congratulamos en poder servir de puente entre paracaidistas de diferentes nacionalidades, activos o veteranos, directivos, jueces y competidores.
Federación Argentina de Paracaidismo
www.paracaidismo.org.ar
En su página de inicio ha instalado un link para ingresar directamente al blog de Paracaidistas Veteranos. Desde ese enlace nuestro blog recibe una gran cantidad de visitas.
Hacemos llegar nuestro agradecimiento a la FAP y a su presidente Gustavo Eduardo Reyes, por su gentileza que nosotros – nobleza obliga – retribuimos incorporando el URL de la federación, para que desde aquí puedan consultar directamente toda información allí contenida. Y para que los paracaidistas vinculados con nuestro Blog – los hay desde todo el mundo – puedan acceder a la página federativa. El intercambio informativo es fundamental para el crecimiento de la actividad, tanto en su parte activa como organizativa, y es por ello que nos congratulamos en poder servir de puente entre paracaidistas de diferentes nacionalidades, activos o veteranos, directivos, jueces y competidores.
Federación Argentina de Paracaidismo
www.paracaidismo.org.ar
jueves, 12 de febrero de 2009
Romance en caída libre
Hermosa fotografía tomada hace algunos años. ¿Quiénes son…? Víctor y Loes, quienes poco tiempo después formaron un hogar y hoy tienen dos hermosos hijos: Stana, que en abril cumplirá 14, y Lucas que acaba de cumplir sus 11 años de edad.
Victor Nickolich
nordusa@bellsouth.net
miércoles, 11 de febrero de 2009
¡Vestidas como para una fiesta…!!!
A finales del año 1964, con mi amiga Elsa González (ya fallecida) vimos una publicidad de Kodak en el cine, donde un paracaidista realizaba un lanzamiento con un paracaidas multicolor creo que filmada en Suiza).
Ahi se nos ocurrió ver cómo era eso de hacer paracaidismo, y nos pusimos en campaña para buscar en nuestro país dónde, cómo y cuándo y dimos con un señor llamado Héctor Rapa Petray - en ese entonces directivo del Club Argentino de Paracaidismo, presidido por Horacio Barbieri -
Don Héctor Rapa - un SEÑOR de aquellos - de quien guardo el mas afectuoso recuerdo, nos invitó para que concurriésemos a la sede del Club en el aeroclub La Matanza a presenciar la actividad asegurándonos (según se estilaba en la época) que era un club digno, pudoroso, donde concurrian familias cuyos integrantes realizaban esta honorable actividad tan apasionante.
Asi fue como en un domingo de enero de 1965, como señoritas serias y de buena familia pusimos proa a La Matanza, según nos habian indicado como llegar.
Algo interpretamos mal porque para esa ocasión nos vestimos como para ir al teatro:
con zapatos Luis XV y demas chiches.
Cuando llegábamos al aeroclub nos dimos cuenta que no era la vestimenta indicada, pero nadie en el mundo nos iba a hacer retroceder, asi que nos hicimos presentes en la barraca del CAP y allí nos indicaron que el presidente (Sr. Rapa) y los socios se encontraban en el "blanco", en medio del campo.
Y en ese momento miramos hacia arriba y lo vimos OHHHHH!!!!! un paracaidas blanco y el paracaidista aterrizando en el lugar donde nos habian indicado, ¡¡¡ estábamos presenciando una maravilla !!! Tal era nuestro entusiasmo.
Nos dirigimos hacia el "blanco" entre pastizales y cardos de 1,80 mt. de alto y a mitad de camino nos encontramos con el "dios del cielo" que habiamos visto descender, quien se dirigia hacia la barraca llevando amorosamente en brazos el velamen blanco.
Elsa le preguntó muy tímidamente: - ¿ Señor por aqui hay arañas ?.
Y el "dios del cielo" nos contestó:
- "No zeñoritaz, arañaz no hay porque ze laz comieron laz viboraz.
Y siguió su camino muy satisfecho. Era Toto Gerling.
Y esa fue nuestra entrada al Club de Paracaidismo, con zapatos de tacos, entre cardos de 1,80 mt y según nos dijeron víboras que se comian a las arañas.
Lo demás es historia.
Acotación al margen
El "blanco" era el lugar fijado para el aterrizaje de los paracaidistas (no existia círculo de arena ) y se marcaba como lo enseñaba el manual con 2 paños blancos de alrededor de 5 a 8 metros de largo por un 1 metro de ancho puestos en cruz, esto indicaba: Actividad Normal. Si los paños eran colocados paralelos el paracaidista debia abortar su salto y aterrizar inmediatamente ya que era señal de algún problema operativo o velocidad del viento en superficie superando los límites de seguridad para el aterrizaje.
Esto se hacia porque toda comunicación era visual. No se estilaba la radio.
En la primera foto Norma Sansone y Elsa Gonzalez (31-julio-1966)
En la segunda, Toto Gerling…cuando aún tenía pelo (1966)
Norma Elia Sansone
normasansone@yahoo.com.ar
Ahi se nos ocurrió ver cómo era eso de hacer paracaidismo, y nos pusimos en campaña para buscar en nuestro país dónde, cómo y cuándo y dimos con un señor llamado Héctor Rapa Petray - en ese entonces directivo del Club Argentino de Paracaidismo, presidido por Horacio Barbieri -
Don Héctor Rapa - un SEÑOR de aquellos - de quien guardo el mas afectuoso recuerdo, nos invitó para que concurriésemos a la sede del Club en el aeroclub La Matanza a presenciar la actividad asegurándonos (según se estilaba en la época) que era un club digno, pudoroso, donde concurrian familias cuyos integrantes realizaban esta honorable actividad tan apasionante.
Asi fue como en un domingo de enero de 1965, como señoritas serias y de buena familia pusimos proa a La Matanza, según nos habian indicado como llegar.
Algo interpretamos mal porque para esa ocasión nos vestimos como para ir al teatro:
con zapatos Luis XV y demas chiches.
Cuando llegábamos al aeroclub nos dimos cuenta que no era la vestimenta indicada, pero nadie en el mundo nos iba a hacer retroceder, asi que nos hicimos presentes en la barraca del CAP y allí nos indicaron que el presidente (Sr. Rapa) y los socios se encontraban en el "blanco", en medio del campo.
Y en ese momento miramos hacia arriba y lo vimos OHHHHH!!!!! un paracaidas blanco y el paracaidista aterrizando en el lugar donde nos habian indicado, ¡¡¡ estábamos presenciando una maravilla !!! Tal era nuestro entusiasmo.
Nos dirigimos hacia el "blanco" entre pastizales y cardos de 1,80 mt. de alto y a mitad de camino nos encontramos con el "dios del cielo" que habiamos visto descender, quien se dirigia hacia la barraca llevando amorosamente en brazos el velamen blanco.
Elsa le preguntó muy tímidamente: - ¿ Señor por aqui hay arañas ?.
Y el "dios del cielo" nos contestó:
- "No zeñoritaz, arañaz no hay porque ze laz comieron laz viboraz.
Y siguió su camino muy satisfecho. Era Toto Gerling.
Y esa fue nuestra entrada al Club de Paracaidismo, con zapatos de tacos, entre cardos de 1,80 mt y según nos dijeron víboras que se comian a las arañas.
Lo demás es historia.
Acotación al margen
El "blanco" era el lugar fijado para el aterrizaje de los paracaidistas (no existia círculo de arena ) y se marcaba como lo enseñaba el manual con 2 paños blancos de alrededor de 5 a 8 metros de largo por un 1 metro de ancho puestos en cruz, esto indicaba: Actividad Normal. Si los paños eran colocados paralelos el paracaidista debia abortar su salto y aterrizar inmediatamente ya que era señal de algún problema operativo o velocidad del viento en superficie superando los límites de seguridad para el aterrizaje.
Esto se hacia porque toda comunicación era visual. No se estilaba la radio.
En la primera foto Norma Sansone y Elsa Gonzalez (31-julio-1966)
En la segunda, Toto Gerling…cuando aún tenía pelo (1966)
Norma Elia Sansone
normasansone@yahoo.com.ar
martes, 10 de febrero de 2009
Aprendiendo Estilo Libre (Free Fly)
Norma Sansone, de la FAP, nos envió este enlace para ingresar a este pequeño video instructivo.
Free Fly es una de las disciplinas grupales modernas que se practican actualmente.
Por supuesto los paracaidistas comienzan a realizar los primeros movimientos en forma individual para luego ensamblarlos grupalmente.
Este video está dirigido para aquellos que se inician en esta disciplina deportiva. ¡Gracias Norma!
http://www.youtube.com/watch?v=DvjsDRrCox8&feature=related
Free Fly es una de las disciplinas grupales modernas que se practican actualmente.
Por supuesto los paracaidistas comienzan a realizar los primeros movimientos en forma individual para luego ensamblarlos grupalmente.
Este video está dirigido para aquellos que se inician en esta disciplina deportiva. ¡Gracias Norma!
http://www.youtube.com/watch?v=DvjsDRrCox8&feature=related
jueves, 5 de febrero de 2009
¿Te acordás Hermano…?
Corría el mes de marzo de 1968 en Alta Gracia, Córdoba Argentina. Se disputaba el “5to.Campeonato Argentino de Paracaidismo organizado por el Club de Paracaidistas Córdoba y la Federación Argentina de Paracaidismo.
El matrimonio cuyas fotos incluimos, felices ambos y dispuestos a enfocarse en la estimulante competencia, decidieron tomarse estas fotografías “para la posteridad”.
Aurora Humoffe de Hermida y Enrique Hermida. Ambos están radicados en la ciudad de Rosario y su hijo Gustavo, varios años instructor de vuelo en el Aero Club Rosario, hoy vuela en Aerolíneas Argentinas. El e-mail de Enrique es:
enrihermida@yahoo.com.ar
El matrimonio cuyas fotos incluimos, felices ambos y dispuestos a enfocarse en la estimulante competencia, decidieron tomarse estas fotografías “para la posteridad”.
Aurora Humoffe de Hermida y Enrique Hermida. Ambos están radicados en la ciudad de Rosario y su hijo Gustavo, varios años instructor de vuelo en el Aero Club Rosario, hoy vuela en Aerolíneas Argentinas. El e-mail de Enrique es:
enrihermida@yahoo.com.ar
miércoles, 4 de febrero de 2009
Reunión de Veteranos en Córdoba
Hace un par de meses se reunieron en una cena de camaradería en Córdoba, Argentina,
un grupo de camaradas paracaidistas veteranos, cuya fotografía publicamos y detallamos a continuación:
De pie: Manolo Gambarte, el “Tierno” Ponce, el “santiagueño” Cejas, Sosa Zalazar y Pepe Bassano.
Sentados: Cacho Lauría, el “Rana” Britos y Rolando Galletini.
Según se advierte en la foto, parece que el asado ha sido regado con buen vino tinto. ¡Enhorabuena…!
domingo, 1 de febrero de 2009
Otra vez en Panamá
Del 19 al 22 de enero estuvimos nuevamente en Panamá, de regreso de Cuba.
Es tan divertido y estimulante participar y compartir con los amigos panameños que dan ganas de quedarse infinitamente.
En la primera foto de izquierda a derecha Jaime Benítez, quien esto escribe y el popular Loty Cruz.
Arriba en el medio, como controlándonos maternalmente (en los tragos), la infaltable Amanda del Valle.
En la segunda foto, reservada para las damas, Amanda del Valle y su amiga la señora Vanessa de Cruz.
Mientras los hombrees hablábamos de paracaidismo, las señoras se dedicaron a los vestidos, calzados y shoppings.
Es lógico ¿no?
(Tomás Berriolo)
Es tan divertido y estimulante participar y compartir con los amigos panameños que dan ganas de quedarse infinitamente.
En la primera foto de izquierda a derecha Jaime Benítez, quien esto escribe y el popular Loty Cruz.
Arriba en el medio, como controlándonos maternalmente (en los tragos), la infaltable Amanda del Valle.
En la segunda foto, reservada para las damas, Amanda del Valle y su amiga la señora Vanessa de Cruz.
Mientras los hombrees hablábamos de paracaidismo, las señoras se dedicaron a los vestidos, calzados y shoppings.
Es lógico ¿no?
(Tomás Berriolo)
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